Coronel Francisco Pérez de Uriondo

08.06.2012 15:35

Nació en Santiago de Chile, siendo sus padres D. Joaquín de Uriondo y doña Inés Menéndez Valdés. Era pariente del Marqués de Yavi. Inició su carrera militar como ayudante 2º del Cuerpo de Voluntarios del Rio de la Plata, el 29 de julio de 1807. Al estallar la revolución de mayo, Uriondo formó parte entre los defensores de tan sagrados ideales. El Triunvirato le expidió despachos de capitán de la 8ª. Compañía del 4º Escuadrón de “Dragones de la Patria”, el 23 de diciembre de 1811, con antigüedad de 20 de noviembre del mismo.

Con el Escuadrón de Dragones a que pertenecía, Uriondo asistió al primer sitio de Montevideo y levantado éste, el 13 de abril de 1812, al frente de 200 patriotas, en Itapebí Grande (Salto), rechazó el ataque de 400 portugueses, que dejaron 5 muertos. Asistió posteriormente al segundo, desde Octubre de 1812 hasta la caída de la plaza, el 23 de junio de 1814, por lo que recibió la medalla otorgada a los vencedores por el Director Posadas. Pasó poco después con su Escuadrón a formar parte del Ejército del Alto Perú, ya con el empleo de sargento mayor graduado, cuyos despachos le fueron extendidos por el Director Posadas, el 14 de noviembre de 1814. Incorporado a aquel ejército, se halló en la jornada del Puesto del Marqués, el 17 de abril de 1815, y en las derrotas de Venta y Media y Sipe-Sipe, el 20 de octubre y el 29 de noviembre de igual año, actuando en esta acción como ayudante de campo el General en Jefe. Rondeau destacó al sargento mayor Uriondo como el parte detallado de esta última acción de guerra, tan desafortunada para los independientes. Por entonces el gobierno de Salta le encomendó la organización del cuerpo llamado de “Granaderos a Caballo”, que se distinguió en la defensa de la Frontera Norte.

Al organizar Güemes, a fines de 1815, la defensa de la frontera Norte por sectores, correspondió a Uriondo, ascendido a teniente coronel a comienzos de 1816, el sector de Tarija, cuyo pueblo le nombró su gobernador. Unido al mayor Aráoz de Lamadrid y al valeroso comandante Camargo, resistió a la división realista situada más allá del río San Juan, a las órdenes del coronel Olañeta, en marzo de 1816, la que se apoderó de Tarija; pero estrechamente sitiada en este pueblo por las tropas de Uriondo, el jefe español solicitó refuerzos al cuartel general, siéndole enviados en su socorro, el escuadrón de San Carlos, el de los vallistas salteños y el cuerpo de Biandengues. Así reforzado Olañeta, encomendó la defensa de Tarija al comandante Lavín, dirigiéndose él a ocupar su puesto designado con la vanguardia real que comandaba, en el pueblo de Yaví. Lavín, creyéndose suficientemente fuerte, salió de la villa de Tarija, batiendo numerosas veces a las fuerzas patriotas, que se replegaron sobre Orán, presentando alguna resistencia, lo que hizo pensar al jefe realista que las tropas de Uriondo se habían replegado en derrota, y en consecuencia, ordenó el inmediato  regreso al cuartel general de uno de los batallones que habían llegado últimamente, en auxilio. Pocos días después, Uriondo renovó las hostilidades, obligando a Lavín a encerrarse en Tarija: el jefe patriota inició la nueva táctica que debía dar su triunfo a los gauchos de Güemes, con esa persecución, día y noche, por sorpresas sucesivas. Esto sucedía en septiembre-octubre de 1816. El 15 de agosto de este año, Uriondo en su carácter de teniente gobernador de Tarija, ante la Sala Capitular de Orán y por comisión de Güemes, impuso al pueblo de la última ciudad nombrada, la declaración de la independencia argentina jurada por el Congreso de Tucumán el 9 de Julio.

El 6 de noviembre el enemigo levantaba su campo y marchaba a unirse a Olañeta en el valle de la Concepción, según parte pasado por Uriondo desde Baritú, al general Güemes. Uriondo persigue tenazmente al adversario, atacándolo en Cachimayo, donde le ocasiona bajas sensibles y el 11 de noviembre el jefe enemigo (que era ahora el coronel Marquiegui, cuñado de Olañeta) abandonó la plaza de Tarija, que fue ocupada por las tropas independientes. Los realistas mientras permanecieron en aquella villa, perdieron no menos de 500 hombres.

Producida la retirada de los realistas de Huacalera y Yavi, Güemes resolvió avanzar en tres columnas: una por el Despoblado, a las órdenes del coronel Fernández Campero, que atacaría al enemigo avanzando por Yaví; otra avanzaría desde Orán, por Tarija, a las órdenes de Uriondo; y la tercera, conducida por José Antonio Acebey, penetraría por la izquierda del frente realista. Güemes, con las reservas de gauchos, penetraría por retaguardia, en protección de las otras tres columnas.

En el mes de diciembre de 1816 el general La Serna, aprovechándose de la circunstancia de Uriondo era de nacionalidad chilena, le hizo propuestas para abandonar la causa de los independientes, las que fueron contestadas por el jefe patriota cn la altura que correspondía a su bien cimentado prestigio.

A comienzos de 1817, el 23 de enero, Marquiegui y Olañeta entraron a Jujuy, pero prosiguieron después su avance. La hostilidad de los gauchos obligó al primero a replegarse sobre Jujuy, abandonando el valle de San Andrés, que ocupó el comandante Manuel Eduardo Arias, desde donde mantenía las comunicaciones con Uriondo en la Frontera de Tarija y vigilaba la quebrada de Humahuaca, la Sierra de Santa Victoria y el Abra de Zenta. Tarija había sido nuevamente ocupada por tropas reales, pero el 18 de marzo de 1817 partió de Tucumán el coronel Gregorio Aráoz de Lamadrid al frente de un fuerte destacamento de Húsares y alguna pieza de artillería: el 20 de abril Lamadrid ocupada la ciudad de Tarija, coordinando de este modo sus operaciones con la de Uriondo, el cual mantenía en constante alarma a toda la provincia cuya gobernación le había sido discernida. El 6 de junio del mismo año, Manuel de Uriondo sorprendía a los enemigos en el pueblo de Tupiza, ocasionándole bajas considerables. Este último mes y el de julio, Uriondo operó en la región de Tarija, en combinación con Lamadrid. El 23 de septiembre destacaba el valiente sargento mayor Juan Ramón Rojas, con 25 “Infernales” y algunos gauchos, para sorprender la caballada que los enemigos tenían en punto llamado La Tablada, lo que se logró con todo éxito.

El comandante Uriondo, fue un activísimo jefe de vanguardia para el general Güemes, al que proporcionó continuamente abundante información sobre los movimientos del enemigo y combatió sin cesar mientras los adversarios hollaban el suelo de la provincia de Tarija y de la zona asignada.

En los primeros mese de 1818,el comando en jefe español destacó sobre Tarija al coronel Vigil al frente de 800 hombres, el cual llegó hasta salinas, pero el comandante Juan Antonio Rojas marchó en auxilio de Uriondo y entre ambos destrozaron el 18 de mayo del precitado año, a la columna enemiga, tomándoles muchos prisioneros y obligándola a replegarse, con lo que quedó terminada la invasión.

El 1º de junio de 1819, el general Güemes, comandante en jefe del Ejército de Observación del Perú, otorgó a Uriondo los despachos de teniente coronel de Granaderos a Caballo de la provincia de Salta.

En mayo del año siguiente los realistas invadieron la provincia de Salta y ocuparon la ciudad de este nombre y la de Jujuy, pero la encarnizada hostilidad de las partidas gauchas, les obligó a abandonar el terreno ocupado, tenazmente perseguidos por los patriotas, distinguiéndose Uriondo singularmente en la hostilización de la retaguardia del Ejército Real. En agosto de 1820, Uriondo fue comisionado por Güemes ante los gobiernos de Córdoba y Buenos Aires en busca de armas y dinero.

Por su desempeño en esta campaña, Güemes en su calidad de general en jefe del Ejército de Observación del Perú, le confirió los despachos de coronel efectivo de Ejército a cargo del Regimiento de Granaderos a Caballos de la Provincia de Salta, con fecha 17 de agosto de 1820, habiendo recibido de la misma autoridad militar el empleo de coronel graduado de Granaderos a Caballo de Salta, el día anterior, esto es el 16 de agosto de igual año.

El coronel Franciso Pérez de Uriondo falleció en Salta el 7 de febrero de 1822. Su matrimonio con doña Andraa Zenarruza, fue apadrinado por el general Güemes. “El coronel Uriondo” -dijo el Coronel Uriburu, en 1870-, “fue uno de los jefes más distinguidos de la Guerra de la Independencia”. (Informe de julio 20 de 1870).